Extremoduro y la Guardia Civil

Fotografía: Rubén Ortega; CC-BY-SA

En febrero de 1996, Extremoduro publicaba «Agila», su sexto disco de estudio y con el que alcanzaron el éxito masivo, al vender más de 200.000 copias. Diecisiete años después, el Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil, denominó como «Operación Agila» a una investigación sobre la filtración, antes de su comercialización, del último disco publicado por Extremoduro, «Para todos los públicos».

En la «Operación Agila», que se desarrolló en las localidades de Madrid, Alcorcón y Móstoles, durante los meses de octubre y noviembre de 2013, fue detenida una persona como presunto responsable de la filtración. Las investigaciones se iniciaron tras la publicación de un anuncio en un conocido portal de Internet, en el que un usuario ponía a la venta, antes de su lanzamiento y distribución oficial, al precio de 10€, el nuevo disco de Extremoduro “Para todos los públicos”, mostrando una fotografía del CD, con caja incluida.

Cuando el mánager del grupo se enteró de esta comercialización ilegal del álbum, contacto con el anunciante, solicitándole que retirara el anuncio, obteniendo la negativa de este y recibiendo incluso amenazas, indicándole el sospechoso al representante que como le denunciarán, subía el disco a todos los foros de música y a YouTube. Dichas amenazas no surtieron efecto, y el mánager presentó la correspondiente denuncia ante la Guardia Civil.

El «ladrón» del álbum, también cumplió con su amenaza, y terminó subiendo el disco a la red el 4 de noviembre, siendo alabado por algunos usuarios y criticados por otros. Lo que provocó que la compañía discográfica tuviera que adelantar el lanzamiento del disco, previsto para el 19 de noviembre, al 8 de noviembre, para mitigar el efecto de las miles de descargas Ilegales que estaba teniendo el disco.

Fotografía: Rubén Ortega; CC-BY-SA

Una vez concluida la investigación, la Guardia Civil determinó que el responsable de la comercialización ilícita, trabajaba en una de las empresas encargada de la fabricación y distribución del disco. Tras el registro de la casa del sospechoso y al analizar los dispositivos informáticos intervenidos en la misma, en la que encontraron archivos digitalizados del disco filtrado, concluyeron que el disco había sido subido a internet desde el domicilio del sospechoso.

En los días posteriores a la subida furtiva del álbum, la actividad de algunas redes y portales de intercambio ilegal de archivos aumento en más de un 1.000 por ciento a raíz de esta filtración. Warner, la discográfica de Extremoduro, cálculo que las pérdidas provocadas por la filtración superarían los 120.000 €. A pesar de la filtración, el disco entró directamente al número uno de las listas de los más vendidos. Sin embargo, el filtrador, no consiguió su objetivo, y no logró vender ni un disco.