Las aventuras de Leño en Londres, donde grabaron su último disco “Corre, corre”

Fotografía: Fernando Catalina Landa

En 1982 Leño graba el que será su último disco en estudio “¡Corre, corre!”. Para la grabación cogen sus petates y se marchan a Londres con la idea de hacerse un nombre en el mercado extranjero y para conseguir un sonido que les haga justicia. La aventura no comienza bien, ya que Tony fue detenido en el aeropuerto de Londres con 30 gramos de polen, terminando el bajista en los calabozos. 

En el hotel les esperaba Carlos Narea, que sería el productor del disco. Este, al ver que faltaba Tony, pide explicaciones al grupo y le dicen que estaba en la cárcel. El productor monta en cólera, empezaba bien la grabación del disco. Al día siguiente van todos a pagar la fianza para sacar a Tony de la cárcel, gastando una parte muy importante del presupuesto de la grabación en pagarla.

Pero la anécdota más destacable, es mucho más positiva, y se produce durante la grabación del álbum, y permanecerá grabada a fuego en el corazón de Rosendo, ya que en este viaje conoce a uno de sus ídolos de adolescencia; Rory Gallagher. Este se pasea por delante del set de grabación de Leño y se queda gratamente sorprendido con el sonido que sale del estudio, comparte una tarde de música con el de Carabanchel, dejándole algunas de sus múltiples guitarras para deleite y divertimento de los allí presentes. Preguntados años después por cómo fue ese momento, Tony recuerda: “Rory Gallagher se bebe las cervezas calientes, las Guinness. Rory le dejó la guitarra a Rosendo, una vox, y casi fue incapaz de tocarla de lo nervioso que se puso. Rosendo le dijo: ‘Cuando viniste a Madrid, la entrada número 1 era la mía’.”

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