De raíz llega diez años después de vuestro debut con Subió el telón. ¿Qué ha cambiado en Malaputa desde entonces?
Pues muchas cosas. En 10 años, somos 10 años más viejos, tenemos las cosas más claras, quizá con menos empuje, menos arranque sin cabeza, ¿no? Y no sé… mejor, saber mejorar, hacer las cosas bien. Que hacerlas más pensadas no siempre es mejor, pero… Y, principalmente, ha cambiado un ingrediente esencial: el guitarrista. Cambiar ese ingrediente, pues, cambia el sabor. Y encima, de la huerta de casa, con mucho más sabor y muchas más vitaminas.
No, pues eso, ha ‘rockerizado’ la historia. Al entrar Kolibrí, todo tiene más color, más matices. Antes las canciones eran más directas: sota, caballo y rey, mensaje, y ya estaba. Y ahora, pues, le das más vueltas a las cosas: tienen más intro, más puentes… más color, ¿no?
El título De raíz sugiere un retorno a los orígenes o a algo esencial. ¿Qué simboliza para vosotros este título?
Pues De raíz es eso: mantener la esencia, lo puro, lo auténtico. Es la familia, la gente cercana, recordar de dónde vienes y ser muy consciente de eso. Para nosotros, eso es De raíz.
¿Qué diferencias podemos encontrar entre De raíz y vuestro disco anterior, tanto a nivel musical como lírico?
Las diferencias entre De raíz y Subió el telón son las que te comentaba antes: el otro era más directo, más de sota, caballo y rey. Era como abrir la jaula y revolotear hasta donde llegáramos, sin importar la dirección. En cambio, este disco es algo más comedido, más pactado, más estudiado.
El mensaje sigue siendo un poco el mismo, pero escrito de otra manera. Después de tantos años, tampoco es que haya practicado mucho, porque no he escrito nada, pero al final ves las cosas de otra forma, y eso ha quedado reflejado.
Además, date cuenta de que estamos en una edad en la que solo eres joven para morirte. Así que hay mucha muerte, y eso también se acaba viviendo de otra manera diez años después.
En estos diez años, ¿cómo habéis evolucionado como músicos y como personas, y cómo se refleja eso en el disco?
Pues lo mismo que con el disco: según ha evolucionado la música, hemos evolucionado nosotros. Se nota la evolución personal. Y, en lo personal, pues más viejos, con más ruidos al sentarnos y al levantarnos.
Y bueno, malo será que en diez años no hayamos mejorado un poquito como músicos, ¿no? Pero la ilusión por hacer las cosas sigue siendo parecida. Eso sí, tienes menos chispa, menos empuje, menos arranque… pero el espíritu sigue ahí.
¿Cuál ha sido el mayor desafío a la hora de grabar este segundo álbum después de tanto tiempo?
Pues el mayor desafío… bueno, desafío, desafío, no sé. Al final, no hemos tenido miedo de enfrentarnos a nada, ¿no? Pero lo bonito ha sido rescatar canciones de la otra época. Algunas ya estaban hechas del todo, como La mejilla.
Otras, como Mar de trigo, intentaron salir a toda hostia, como hacíamos algunas cosas antes, pero acabaron transformándose, como en Medio tiempo, que fue el primer tema con el que trabajamos. Para mí, el mayor desafío han sido las letras, como siempre, pero nos hemos quedado muy contentos con el resultado.
¿Hay alguna canción de De raíz que sientas que define especialmente el espíritu del disco? ¿Cuál y por qué?
No sé si define el espíritu del disco en sí, pero la que te comenté antes, Mar de trigo, fue un reto. Representa que lo que no pudimos hacer en la etapa anterior, lo logramos en esta.
Y encima lo hicimos de una manera que antes nos parecía impensable: a medio tiempo. Ahí demostramos que se pueden hacer canciones pesadas, con la misma rabia y la misma mala hostia que queríamos transmitir. Además, nos abre un camino para el día de mañana hacer lo que nos apetezca.
En Malaputa encontramos a Piñas y Kolibrí, dos pilares de Marea. ¿Qué aporta Malaputa a vuestro universo musical que no tiene cabida en Marea?
Bueno, aportar, aportar… al final siempre aprendes, ¿no? Todo lo que enredas y experimentas se queda ahí, en el subconsciente, y todo sirve de alguna manera.
Nos sirve para desquitarnos… o tampoco desquitarnos, porque realmente no tenemos muy claro qué entra en un lado y qué en el otro. Pero sí para hacer otras historias, para salirte un poco de lo habitual.
Además, estar con Euken es un puto lujo. Es un compadre de hace mil años, y tocar con él es un placer.
Lo que está claro es que todo lo que haces con una banda te aporta en la otra, y viceversa. Malaputa es más caña, solo tres instrumentos, así que hay que hacer las cosas de otra manera. Y eso te hace comerte la cabecita de otra forma.
¿Ha influido de alguna manera la experiencia con Marea en la creación de este disco?
Hombre, para mí, toda la experiencia viene de ahí. No he conocido el rock and roll ni he estado en una banda de otra manera que no sea con Marea. Empecé a tocar con ellos, y en el primer ensayo fue la primera vez que cogí un bajo.
Así que me ha aportado todo: el conocimiento que tengo, lo he aprendido gracias a Marea. Las tablas en el escenario, los sonidos, los bajos… todo lo que he probado ha sido gracias a la banda madre.
¿Cómo fue el proceso de composición de De raíz? ¿Hubo momentos especialmente inspiradores o complicados?
El proceso fue como siempre, no sabemos hacerlo de otra manera. Primero vas probando cositas en el local, y lo que te va gustando se queda. Sobre eso trabajas.
Cuando más o menos tienes la estructura, la melodía y los instrumentos, empiezas a meter un poquito de letra. Y cuando ya está todo encarrilado, te metes en el estudio.
Este viaje, además, ha sido un placer, porque teniendo a Kolibrí como productor, ha sido la hostia. Echaba humo, se le veía la cabeza echar humo. Un mes antes de acabar, yo ya le decía que para mí estaba listo, que sonaba como un tiro. Pero él tiene el oído entrenado, le piden otras cosas, y al final así ha quedado.
¿Por qué habéis tardado tanto en volver al estudio? ¿Qué motivó el regreso de Malaputa?
Nos quedamos sin guitarrista después de la gira de Subió el telón. Había distintas maneras de ver las cosas, y la historia se quedó ahí.
Tampoco nos apetecía probar con alguien de fuera del círculo ni conocer gente nueva, porque esto, no sé… Pasar horas tocando, componiendo y compartiendo requiere mucho cariño. Pienso que es esencial ser familia.
Así que no buscamos. ¿Y qué nos hizo juntarnos de nuevo? Pues que un día Kolibrí nos dijo que le daba mucha pena que el proyecto estuviera parado y que le apetecía muchísimo volver a juntarse. A partir de ahí, empezamos otra vez a rodar.
¿Os habéis planteado alguna vez dejar el proyecto definitivamente o siempre tuvisteis claro que volveríais?
La verdad es que hubo un momento en el que ni siquiera nos planteamos dejarlo o seguir. La historia se quedó en calma, parada, y tampoco pensábamos más allá.
Al principio probamos con alguien, porque la inercia nos tiraba, pero vimos que no era lo que buscábamos, y ahí se quedó todo. No había un sí ni un no claro.
Fue un momento guapo, la gira de Subió el telón fue muy bonita, y si hubiese terminado ahí, habría quedado como un buen recuerdo. Pero, de repente, sin pensarlo mucho, surgió la oportunidad de volver, y la verdad es que es un puto lujo estar otra vez aquí dando guerra.
¿Cómo ha recibido el público este regreso y qué expectativas tenéis con el nuevo disco?
La verdad es que el regreso ha sido muy bien recibido. Los singles funcionaron como un tiro, los videoclips gustaron mucho, y luego el disco también.
Lo principal para nosotros era quedarnos muy, muy satisfechos con el resultado: el sonido, los temas… Y la verdad es que el recibimiento ha sido recíproco.
Ahora queda ver cómo funciona en directo, pero nuestra expectativa es pasárnoslo muy bien, y de eso no tenemos ninguna duda.
¿Cómo planteáis los conciertos de presentación de De raíz? ¿Habrá sorpresas?
Bueno, va a ser un directo en la cara, un puñetazo directo, muy crudo y rabioso. Tenemos muchísimas ganas.
¿Sorpresas? Vamos de la mano de los Ciclonautas, que son nuestros hermanos, así que va a ser un pepinazo compartir esto con ellos. Y si estando ahí surge algo entre unos y otros… quién sabe. Está todo por ver.
Vais a compartir gira con Ciclonautas, donde está Alen Ayerdi, compañero vuestro en Marea. ¿Cómo surgió la idea de unir fuerzas en esta gira?
Bueno, los Ciclonautas también presentan disco, así que coincidimos en tiempos y fue una oportunidad buenísima. Va a ser una tarde de rock and roll a gusto, una experiencia muy, muy grata, y esperamos que a la gente le guste.
Al final, esto es rock and roll, es rabia. Tres tíos en nuestro caso, y en el suyo también, dando la tabarra, haciendo lo que sabemos hacer y defendiendo lo que hemos creado. Va a estar bonito.
¿Qué supone para vosotros compartir escenario con otra banda tan cercana, tanto musical como personalmente?
Como te decía, es muy placentero. Terminar el concierto y poder ver a los Ciclonautas, pues perfecto. Somos fans de los Ciclonautas, así que… mira.
¿Habrá momentos en los conciertos donde ambas bandas se junten para alguna sorpresa sobre el escenario?
Al final, aunque los estilos son algo distintos, es rock and roll al fin y al cabo. Va a ser una tarde plena.
¿Se unirá algún miembro más a la gira o alguno de los conciertos de ella?
Bueno, siempre acaba apareciendo alguno, pero eso siempre es un factor sorpresa. No está premeditado ni nada; surgirá sobre la marcha si tiene que surgir, y si no, pues será lo que haya.
Suscríbete a nuestra lista de correos y mantente informado de todas las novedades del rock español.